7 nov 2011

Literatura y supervivencia (10)


Fotografía de José Camó

Pasó más de veinte años en la cárcel por pensar en rojo, cuando pensar, sólo pensar, ya de por sí te condenaba. La poesía le sirvió de puente hacia la libertad. Le hizo NO desvanecerse en el rencor. La literatura le sostuvo en pie, indemne, esperanzado. Sus versos levantan una cartografía de la represión vencida. Hoy es un ganador.

MARCOS ANA (1920)

Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
siempre abierta, como el mar,
el sol y el aire.

Que entren la noche y el día,
y la lluvia azul, la tarde,
el rojo pan de la aurora;
La luna, mi dulce amante.

Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales,
ni la golondrina el vuelo,
ni el amor sus labios. Nadie.

Mi casa y mi corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
el sol y el aire.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran poeta y mejor hombre.

Darío dijo...

Dejar la casa muy abierta, el corazón. Hermoso.

El topo soviético dijo...

Y puedo asegurar que su casa sigue abierta, tantos años después, todo el que quiera conversar un rato con él.

Grande Marquiños!