13 nov 2016

Cuesta arrriba


X

Siempre caminé cuesta arriba
sin esperar mucho a cambio,
nunca tuve ídolos,
de niño me gustaba observar
a los demás jugar en el patio,
andar con chicos mayores.
En la adolescencia implosioné,
llegaron Nietzsche, la escritura,
la música, la pintura, las chicas o tantas cosas,
era chocar contra todo.
La juventud fue una centella,
una lluvia fugaz de estrellas,
un golpe de consciencia
o un bólido tratando de trazar curva una recta.
La madurez un descubrimiento,
la extrañeza de lo cotidiano,
las mil máscaras del sujeto,
el deseo de llegar a ser quién soy,
siempre superficial por profundo
como los antiguo griegos.

- En Hybris; diario de un poeta desconocido, de Antonio Palacios.

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